La ansiedad en la etapa infantil: Un problema cada vez más frecuente
La ansiedad en la infancia es cada vez más común debido al ritmo de vida acelerado que llevamos y que, a menudo, también imponemos a los niños. Muchos niños/as que la padecen han llegado a verbalizar: “Siento que mi vida va demasiado rápida, no soy feliz”.
Esta emoción surge como una reacción adaptativa ante situaciones que el niño percibe como un peligro o amenaza, aunque realmente no lo sea. Comúnmente, aparece coincidiendo con cambios importantes en su vida, como un nuevo colegio, un cambio de curso, una mudanza, o la separación de los padres. Estos factores estresantes pueden desencadenar sentimientos de ansiedad.
Evitación y ansiedad: Un ciclo negativo
Como mecanismo de defensa para evitar el malestar que les generan los cambios, los niños tienden a evitar ciertas situaciones. Un ejemplo común es no querer ir al colegio o a actividades extraescolares. Aunque descubren que esta evitación les alivia temporalmente, a largo plazo contribuye a que la ansiedad crezca, ya que no aprenden a enfrentar las adversidades.
Además, el día a día cada vez más ocupado de los adultos se refleja en los niños, quienes se ven sobrecargados con actividades extraescolares, dejando poco tiempo para descansar, gestionar sus emociones y simplemente ser niños.
Síntomas de la ansiedad infantil
¿Cómo saber si un niño está sufriendo ansiedad?
La ansiedad en los niños puede manifestarse de varias maneras:
- Síntomas físicos (somatización): Falta de respiración, dolor de barriga o de cabeza.
- Síntomas cognitivos: Pensamientos inseguros, anticipación de peligros, preocupaciones excesivas y generalizadas.
- Síntomas conductuales: Evitación de situaciones, rabietas, aislamiento.
- Síntomas emocionales: Miedos específicos o generalizados, ansiedad por la separación de las figuras de apego, tristeza y baja autoestima.
El papel de los adultos en la gestión de la ansiedad infantil
Los adultos juegan un papel crucial en la identificación y manejo de la ansiedad en los niños. El objetivo no debe ser eliminar la ansiedad, sino enseñar a los niños a gestionarla de manera saludable.
Averiguar qué preocupa al niño
Es fundamental crear un entorno de confianza en el que el niño se sienta seguro para hablar de sus emociones sin miedo a ser juzgado. Evita hacer preguntas dirigidas como “¿Te preocupa empezar el cole?”; en su lugar, opta por preguntas abiertas como “¿Cómo te sientes con respecto a empezar el colegio?”. También es importante respetar su necesidad de espacio y recordarle que estarás disponible para escucharlo cuando necesite hablar.
Validar sus emociones
Cuando el niño exprese sus preocupaciones, escucha con atención y valida sus sentimientos. En lugar de decir “eso no es nada” o “no llores por eso”, frases como “es normal sentirte así” o “llorar es una forma de desahogarse” ayudan a que el niño se sienta comprendido. Al mismo tiempo, puedes empezar a ofrecer pequeñas estrategias para gestionar su malestar.
Estrategias para ayudar a los niños a gestionar la ansiedad
En un momento de tranquilidad, es recomendable hablar con el niño sobre lo que es la ansiedad y normalizar esta emoción. Enséñale técnicas que puede aplicar cuando se sienta ansioso, como:
- Respirar profundamente y relajar los músculos.
- Hablarse a sí mismo de manera positiva, por ejemplo: “puedo intentarlo” en lugar de “no puedo hacerlo”.
- Pensar en un lugar seguro, como su habitación o un sitio al aire libre donde se sienta feliz.
- Expresar sus pensamientos negativos a través del habla, la escritura o el dibujo.
- Enfrentar gradualmente sus miedos, estableciendo pequeños objetivos para superar aquello que le genera temor.
Reforzar el comportamiento valiente
Es muy importante elogiar los esfuerzos del niño para enfrentarse a sus miedos, por pequeños que sean. Dile que valoras su valentía y que confías en que, con el tiempo, logrará enfrentarse a las situaciones difíciles. Además, establece expectativas realistas. Por ejemplo, si le cuesta leer en clase, en vez de decir “seguro que nadie se reirá de ti”, dile que confías en que podrá manejar la situación, incluso si alguien lo hace.
Hábitos saludables que ayudan a reducir la ansiedad
Los hábitos saludables son clave para reducir el estrés y mejorar el bienestar general. Estos incluyen:
- Actividad física: Jugar al aire libre, unirse a un equipo deportivo, ir al colegio en bicicleta o caminando, o bailar en casa.
- Tiempo de calidad en familia: Pasar tiempo juntos cada día, realizar actividades los fines de semana o crear tradiciones familiares.
- Actividades que disfruten: Dibujar, pintar, leer, jugar juegos de mesa o cocinar juntos.
- Limitar el uso de la tecnología: Fomentar actividades alternativas que involucren interacción social y creatividad.
- Actividades sociales: Ir a parques, cumpleaños o actividades escolares que fomenten la interacción con otros niños.
- Descanso adecuado y buena alimentación: Fomentar la autonomía en tareas acordes a su edad, como poner la mesa o elegir su ropa.
No esperes más, ayúdales a gestionar su ansiedad con el apoyo adecuado
Si has notado que tu hijo/a está mostrando signos de ansiedad, no lo dejes pasar. Un enfoque temprano y el acompañamiento de un profesional pueden marcar la diferencia. En nuestra consulta de psicología infantil en Murcia, trabajamos de manera cercana y personalizada para ayudar a los niños a entender y gestionar sus emociones, mejorando su bienestar emocional y social.
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